Miradas de Cine. Por: Virginia Seguí Collar.

Las Miradas del cine…las expresivas, deseantes, extrañas, curiosas, amantes miradas que ellas (y ellos) se lanzan, antes, durante y después de, discutirse, besarse, pegarse, o simplemente hablarse.

¿Quiénes se miran tanto que parecen no vernos a nosotros que los miramos mirarse?…

Miradas de cine. Por : Virginia Seguí Collar.

 

Una frase tópica y que se suele oír con frecuencia es que la cara es el espejo del alma, y entonces los interlocutores pueden y suelen entrar en una discusión sobre ¿qué parte de la cara es la más expresiva? y la respuesta no se hace esperar: ¡los ojos! Dicen al unísono, o mejor dicho la mirada, una mirada como una imagen, a veces, vale mas que cien palabras y puede decir muchas cosas o incluso omitirlas; la expresión gestual no sólo se manifiesta en positivo, sino que su ausencia también nos habla de muchas cosas sobre su autor o autora, naturalmente la industria cinematográfica ha explotado esto con profusión; al principio la películas eran mudas y los actores transmitían al espectador su sentimientos a través de sus gestos; pero incluso después cuando los adelantos tecnológicos permitieron llegar al cine sonoro los actores se ayudan de los gestos para enfatizar sus actuaciones y expresar mejor el carácter de sus personajes. Para ilustrar esta opinión veremos algunos ejemplos, que creemos lo ponen de manifiesto y, a la vez viendo estos fotogramas recordaremos algunos de los mejores momentos que disfrutamos en aquellos antiguos cines de barrio, en los que solíamos pasar las tardes viendo una sesión doble tras otra; trasladándonos en un momento de los más sofisticados ambientes al salvaje oeste, pasando por la Inglaterra medieval y la cámara de los terrores; en fin ¡qué tiempos aquellos!… bueno siempre nos queda el video o el dvd para rememorarlos; aunque ya no es lo mismo, en aquellas tardes después de unas pellas se disfrutaban de lo lindo.

 (Fig. 1. Lo que el Viento se Llevo. Fleming. 1939).

        Unas de las miradas más frecuentes en el cine son las de amor, claro, qué sería una película sin una escena de amor, estas miradas son de lo mas corriente en el cine; esas miradas de las que cualquier mujer debería recibir por lo menos una en su vida, para quedarse tranquila ante otras muchas mucho menos interesantes pero mas frecuentes. El fotograma de la película Lo que el viento se llevó de Victor Fleming, filmada en 1939, no deja lugar a dudas: Vivien Leigh y Clark Gable se lo están diciendo todo antes de besarse (Fig.1). También es una pose parecida la de Spencer Tracy y Katharine Hepburn en El Estado de la unión (Capra 1948) en el que sus miradas dejan traslucir algo más que amor matizando el tema y poniendo la discusión sobre el tapete (Fig.2). Y Ginger Rogers y Fred Astaire pueden decírselo todo en un simple baile, para muestra un botón o el fotograma de la película dirigida por Charles Walters en 1949 Vuelve a mí . (Fig.3)

Aunque en esas miradas de amor hay algunas previas, cuando todavía no se ha llegado al mutuo convencimiento, en las que hay un mundo de intenciones, de deseos e idealizaciones, a veces muy difícil de transmitir con una mirada; aunque hay algunos que lo consiguen como es el caso de Warren Beatty mirando a su compañera de reparto y coprotagonista, en la película Bonnie and Clyde (Beatty 1967), Faye Dunaway (Fig.4), película en la que Beatty atracador de bancos y expresidiario además de, al parecer, impotente, supera su problema en el transcurso del relato. Profundizando en el tema tenemos la mirada de Gerard Philippe en La ronda (Ophüls 1950); observa a Simona Signoret, dejando entrever todos sus sentimientos hacia ella, que, ajena a su presencia, aparece acostada y con la mirada perdida y ensimismada en sus pensamientos. (Fig.5)

 ( Fig. 2. El Estado de la Unión. Capra. 1948)    

      

 

  

    

          

         

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 ( Fig. 3. Vuelve a mí. Walters. 1949)

          

 

 

 

 

 

 

 

  (Fig. 4. Bonnie and Clyde. W.Beatty.1967)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                              (Fig. 5. La Ronda. Ophuls. 1950)

                                                 

 

Los ejemplos serían interminables en el tema, pero el espacio es corto así que lo aprovecharemos para indagar en otro tipo de miradas, por ejemplo: las subyugadoras, es decir aquellas con las que se pretende seducir al ser amado o a cualquiera que se deje, claro, de este estilo hemos elegido algunas verdaderamente significativas y como es natural, no podía faltar uno de los hombres más seductores de Hollywood, el actor italiano considerado un sex simbol: Rodolfo Valentino al que podemos ver en el siguiene fotograma caracterizado de Julio Madariaga para la película dirigida por Ingrand en 1921: Los cuatro jinetes del Apocalipsis, esa mirada impactante en la que deja claro todo lo que puede ofrecer en el mas puro estilo de latin lover, tipificación masculina de la que era el máximo exponente en su época junto con el español Ramón Novarro. (Fig.6)

   ( Fig. 6. Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis. 1921)

Sin embargo la tipificación femenina del mismo tema presenta, curiosamente, connotaciones negativas, es decir el sex simbol femenino suele ser lo que se considera una mujer fatal; queriendo decir con ello que, naturalmente, gracias a sus encantos naturales es capaz de subyugar a los hombres hasta hacerlos perder la razón, pierden la cabeza y, claro sin ella, son capaces de hacer las mayores atrocidades como olvidarse de su esposa y sus hijos, perderse en un mundo de vicio y drogas, etc.. Pues bien, mujeres fatales ha habido muchas; bueno, no piensen mal, estamos hablando de cine y es ciñéndonos al tema como encontramos algunas de las más espectaculares. Uno de los ejemplos femeninos más significativos sería la actriz sueca Greta Garbo, el fotograma elegido pertenece a la película dirigida por Mamoulian en 1933, La reina Cristina de Suecia, en él nos muestra hasta que punto una reina es mujer además de reina, e incluso puede llegar adquirir una pose más propia de fatal, concepto diametralmente opuesto al de reina ¡claro que estamos en el cine y en él todo es posible! un solo ojo de la Garbo nos permite vislumbrar todas las esperanzas y frustraciones de una reina, cuando tiene que anteponer a sí misma sus deberes como tal. (Fig.7) Ahora bien para miradas la que tiene el animal más bello del mundo, es decir: Marilyn Monroe en la imagen que hemos seleccionado, aunque en este caso no se trata de un film sino de una fotografía, realizada para ilustrar un calendario; en ella la vemos mirando al infinito y asomada al abismo de la urbe, quizás su propio abismo, buscando algo a lo que asirse que la mantuviera en este mundo, no debió hallarlo pues se suicidó poco después. (Fig.8)

 

 

 

 

   ( Fig. 7. La Reina Cristina de Suecia. Mamoulian. 1933)                              ( Fig. 8. Marilyn Monroe. Kelley)                                       

                       

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sin duda a veces esta mirada tiene un punto de perversidad y, desde luego, nadie como Marlene Dietrich para expresar esto, y sí puede apreciarse en  el fotograma seleccionado correspondiente a la película El expreso de Shanghai en la que era dirigida porVon Sternberg en 1932, aunque este papel era muy frecuente en ella teniendo quizás su paradigma en El ángel azul  o Marruecos rodadas ambas, con el mismo director, en 1930. (Fig.9)

A veces es incluso la no mirada, como ya hemos dicho al principio, la que lo dice todo, por ello a veces se cierran los ojos en un intento de no querer ver lo que va a ocurrir dentro de un momento, quizás creyendo que con ello no va a suceder lo inevitable, ¡que naturalmente sucede! a pesar de nuestro intento de no verlo; o quizás al no verse a si mismos les parece que están más ocultos a los demás y tardarán más en encontrarles, no sé… la cuestión es que no deja de ser curiosa la expresividad de la escena aún sin ninguna mirada a la que enfrentarse, este es el caso de Tony Curtis y Jack Lemonn en la película de Willy Wilder Con faldas y a loco, rodada en 1959 como podemos ver en el fotograma seleccionado (Fig.10) 

En fin, podríamos seguir, pero dejaremos algo para otro día, pues las miradas del cine tienen mucho que decir todavía y nosotros debemos descubrirlo.

   ( Fig. 9. El Expreso de Shanghai. Sternberg)                                (Fig. 10. Con Faldas y a lo loco. Wilder. 1959)