El Arte Digital: “D”: Nuevos Lenguajes, Otras Pupilas. Por: José Ángel Vega García.

  

(Es urgente una auto revisión, una «ITV» de la creación digital que compense la balanza frente a otras formas de expresión.) José Ángel Vega García.

  

«D»: Nuevos Lenguajes, Otras Pupilas. Por: José Ángel Vega García.

Cuarta letra del abecedario: «D».

Relativo es el tiempo. El siglo XX ya es pasado.

Desde su segunda mitad vivimos inmersos en una especie de saturación provocada por un exceso de información visual.

 

El cátodo interno del receptor de televisión dispara la señal de video sobre los luminóforos de la pantalla, que a su vez proyecta en nuestra retina una sucesión continua y desbocada de líneas y filas llenas de puntos luminosos que se suceden a velocidad de vértigo y nos engañan de forma descarada.

 

Forman imágenes que nos creemos llenas de movimiento, cuando no es así; somos nosotros los que formamos esa sensación visual al no ser capaces de digerir esos 25 frames estáticos por segundo.

Anuncios por kilos, programas a pares, absurdos concursos paralelos compitiendo por el podium de audiencia. Todo vale, y aquí estamos nosotros como esponjas.

( Relieve Subliminar. Imagen Digital)

«D» de digital.

¿Qué está ocurriendo en el Arte actualmente?

Desde los años 40 ó 50 hubo ciertos artistas rompedores que adoptaron procesos y herramientas de trabajo propias de las nuevas tecnologías de la imagen.

Por hacer un símil con la tv de antes, ha venido ocurriendo algo similar: un desenfreno en el hecho artístico sin límites.

La tecnología avanza por delante de lo que somos capaces de asimilar, llevamos ritmos y frecuencias desfasadas.

 

El artista visual se da de bruces en poco tiempo con una serie de recursos técnicos que puede usar en su discurso plástico y que literalmente le inundan.

 

Son un arma de doble filo, pues distraen el concepto, la idea estética y el mensaje, mientras estamos ocupados de asimilar nuevas versiones de programas informáticos, nuevos modelos de cámaras digitales con mayores prestaciones y más Mp en los sensores CMOS ó CCD, Fotocopiadoras, Reprografía, Plotters, Láser, la recientemente fallecida Polaroid, los Grafismos digitales, Filtros y resto de mágicas y milagrosas opciones del Adobe Photoshop, las videocámaras profesionales que graban en tarjetas de estado sólido y en formatos HD (otra vez la «D»).

(Grises Net IV. IM. Digital Video. Adobe

y Papel)

El filo positivo está lógicamente en el inmenso abanico de posibilidades, de recursos tecnológicos que podemos aplicar y utilizar en nuestros particulares espacios de creación artística en la soledad de nuestro estudio o taller.

El filo negativo radica en la falta de rigor, en los excesos muchas veces de virtuosismo y ausencia de alma de la obra creada, pues en ocasiones olvidamos que estas herramientas son medios con identidad propia, con especificaciones intrínsecas que en teoría deben estar al servicio del lenguaje del artista, y no al revés.

 

 

 

 

Este mal uso de las nuevas tecnologías tiene gran parte de culpa del vacío en cuanto al Arte Digital se refiere. Vemos mucha obra digital expuesta en grandes Ferias de Arte, se buscan los grandes formatos, lo novedoso en cuanto a soportes, a materiales y a presentación, pero…¿Dónde está el alma? ¿Qué elementos de juicio manejamos para valorar, depurar, establecer criterios sólidos que nos ayuden en esta coyuntura estética y cultural?

 ( Tarlatana. Pieza Digital y Fotografía.)

Es urgente una auto revisión, una «ITV» de la creación digital que compense la balanza frente a otras formas de expresión.

La Fotografía pasó por algo parecido en su momento, fue un arte menor hasta hace relativamente poco, luego, es posible que todo sea cuestión de tiempo.

 

De forma irremediable, el Arte va de la mano de los rápidos avances en materia de tecnología digital y audiovisual, eso es un hecho. Así, antes que el espectador de la obra de arte, antes que el inversor, que el galerista y que el crítico tengan responsabilidad alguna en este panorama, es el propio artista quien debe tomar conciencia del potencial que conllevan los nuevos medios que tiene en la palma de su mano, para evitar verse absorbido por los mismos y no dejar que su creatividad y su relato visual se evaporen.   

 

 

 

 

 

* Todas las obras son propiedad y originales  del autor del texto*