Historia del Jazz. III. Gene Krupa, el baterista del swing. Por: Alfredo Rodríguez.

Su forma de tocar se convirtió en todo un estándar para generaciones posteriores de bateristas.( Alfredo Rodríguez).

 

 

Historia del Jazz. III. Gene Krupa, el Baterista del Swing. Por: Alfredo Rodríguez.

 

Como comentaba en mi artículo anterior dedicado al Dixieland, en noviembre de 1917 las mojigatas autoridades de Nueva Orleans decidieron el cierre del barrio Sotryville, conocido popularmente como «el distrito», que era donde se concentraban los garitos de juego, locales nocturnos de todos lo pelajes y los prostíbulos, muchos músicos, la gran mayoría negros, se quedaron sin trabajo, y eso generó un éxodo hacia el norte, hacia la populosa y activa ciudad de Chicago, en la que la vida nocturna ofrecía muchas oportunidades laborales para esos músicos emigrados de forma forzosa.

Precisamente en Chicago, un 15 de enero de 1909, nacía Eugene Betrand Krupa, que luego adoptaría el nombre artístico de Gene Krupa, un músico llamado a llevar a la batería a su máximo esplendor hasta convertirse en el baterista más influyente de todo el siglo XX, en opinión de muchos expertos musicales. Y eso a pesar de que se pasó varios meses en un seminario y a punto estuvo de colgarse los hábitos religiosos, algo que finalmente no sucedió, no sé si decir que gracias a Dios, para volcarse en su otra gran vocación: la batería y el jazz.

La llegada a la capital del estado de Illinois de todo ese contingente de músicos procedentes de Nueva Orleans, creó un caldo de cultivo musical enormemente feraz en el que conseguirá descollar con un brillo propio un joven Gene Krupa, quien empezó su carrera con el grupo The Frivolian allá por el año 1921, y con 16 años ya hará su primera grabación musical con el grupo que lideraban Eddie Condon y Red Mackenzie, The Chicagoans. Fue en 1927.

Krupa enseguida destacó por su sentido del espectáculo y su forma de tocar la batería, de una manera que casi no se había visto con anterioridad, y eso pegaba estupendamente con los años en los que el swing se había convertido en el rey de lo ritmos en los clubes nocturnos y salones de baile. Su personalísimo estilo, le valió para integrarse en la banda de Benny Goodman, y la fama de Krupa se disparó.

Después de una bronca con Goodman, Krupa decide formar su propia banda, en la que destacaba la presencia de la cantante blanca Anita O’Day y el trompetista, Roy Eldridge, aunque más tarde volvería a incorporarse al grupo de Goodman, reunión que no duró mucho, y el baterista volvería a hacer banda propia de gran éxito, para, a principios de los 50, venirse a Europa para dar una serie de conciertos con el Gene Krupa Jazz Trio.

 

Durante toda su carrera, Krupa se mantuvo en lo más alto de la ola de la popularidad, y su forma de tocar se convirtió en todo un estandar para generaciones posteriores de bateristas, que intentaron seguir la estela que había dejado el que fuera el primer baterista de renombre de la historia de jazz, hasta el punto de que la Columbia hizo una película sobre su vida en 1959, a la que tituló The Gene Krupa Story, y con anterioridad había intervenido en Ball of fire, película dirigida por Howard Hawks. Una leucemia se llevó su vida un 16 de octubre de 1973, en el neoyorquno barrio de Yonkers.